Vergüenza internacional de Pedro Castillo

Como era de esperar, la primera salida de Pedro Castillo para asistir a un evento internacional fue otro motivo de vergüenza. Las incoherencias que decía solo dejaban en evidencia el grado de pobreza mental que padece este sujeto. No hilvana las ideas. Dice una cosa y luego otra que no encaja en un mismo mensaje. Para colmo, recurre a frases cliché, como «Juntos podemos todo; divididos, nada». Al final no dijo nada. Eso, sumado a su ridículo sombrero que no se lo quita ni por respeto a los demás, solo provocó vergüenza.

Mención aparte merece la señora primera dama, quien se fue en una facha lamentable. Nadie le exige a esta señora que se convierta en dama sofisticada, pero la gente del ande también tiene atuendos elegantes para ocasiones especiales. Esta señora ni siquiera se peinó. Y no es —como han saltado a decir los insufribles progresistas— que se trata de humildad y sencillez. No. Para nada. Se trata de falta de criterio, decoro y responsabilidad, porque tanto quien ejerce la presidencia como su mujer, que lo acompaña a un evento oficial, representan al Perú y cobran un sueldo para ejercer ese cargo. Por tanto, tenemos todo el derecho de exigirles que cumplan sus obligaciones a cabalidad. Son nuestros empleados, no nuestros monarcas. Y ya paren con esa letanía del clasismo y del racismo. ¿Por qué mejor no le reclaman a Castillo que tenga más respeto por la mujer? ¿Qué marido presenta en esas fachas a su esposa?

Parece que el objetivo de Castillo y su cúpula senderista es retar al statu quo y provocar reacciones despreciando las normas, usos y costumbres de nuestra sociedad. Una muestra de la constante guerra cultural de la izquierda. En el núcleo central de su ideología están el rechazo al mundo y la cultura occidental. Es la típica patología mental de la izquierda: detestar todo lo vigente, porque, bajo su visión, está mal. De allí su lema favorito: «Hay que cambiarlo todo». Se creen iluminados, capaces de crear un nuevo mundo, un nuevo hombre y una nueva sociedad. Fue lo que intentaron todos los genocidas del comunismo. No tengo ninguna duda de que se trata de una patología mental de origen cultural.



Para los que vivimos la época de Velasco, esto no es nada nuevo. Ya pasamos por esos días en que se odiaba todo lo foráneo y se sobrevaloraba lo autóctono, empezando por el quechua. Una vez más, escuchamos el rechazo a lo hispánico y colonial para idolatrar lo nativo. Es la misma cháchara de todo izquierdismo desfasado y patológico. Solo falta que inventen un icono cultural nativo para adorarlo, como Túpac Amaru en el velascato. El delirio contracultural de la izquierda vuelve a repetirse con sus mismos conceptos maniqueos. Poco a poco, tomarán el control de todo en nombre de la democracia. En el momento menos pensado, nos quedaremos sin prensa libre en nombre del «derecho del pueblo a la verdad».

Puede que la historia vuelva a repetirse. Es decir, la destrucción del Perú a manos de una banda de iluminados de izquierda que quiere refundar la patria y jugar a la revolución. En el velascato, al menos hubo una izquierda académica que trató de diseñar los planos del mundo perfecto, pero en este gobierno solo hay miseria intelectual. Apenas repiten el clásico guion socialista con las mismas consignas. Pedro Castillo no tiene la menor idea de lo que hace en el Gobierno. Sabe que le debe el cargo a Vladimir Cerrón y que Perú Libre es el partido de gobierno. Su rol de monigote en Palacio, su falta de liderazgo y su ignorancia supina pueden llevarnos al deterioro del Estado, o a una pugna por el poder entre Sendero Luminoso y Perú Libre. Una pelea que aún estamos por observar.

Como bien dijiste en otro post, hay que cambiar el chip a los peruanos para que dejen de creer que el presidente es un rey. Es un simple empleado más y como en todo trabajo, si no haces bien tu labor te despiden sin más. Si no le gusta su cargo que dé un paso al costado, porque al parecer no le gusta Lima, que postule para alcalde o presidente regional de Cajamarca y q deje de joder.