King
Miembro de plata
En Peru todos queremos aparentar algo, ya sea status, raza, o credo, un ejemplo de ello son los "chibolos" que creen que tener ropa de marca hará que puedan "pasar" por pitucos.
En casa , en el barrio o en el colegio mismo nos enseñan que aunque no tengamos nada, tenemos que hablar siempre de millones.
Esto no es más que pedanteria, la cual se repetirá siempre a lo largo de nuestra existencia en un país en el que tener "vara" es la norma, y todo el mundo lucha por salir adelante, aunque muchas veces la verdadera lucha se basa en presumir y aparentar, más que en luchar.
Lo segundo que aparentamos es tener educación, según todas las instituciones de educación superior su oferta educativa es la mejor, aparecen otra vez a aquellos "chibolos"
aparentes viendo donde meterse para tener un buen desempeño laboral, fingiendo tener dinero y ser de clase media o clase media alta, durante sus estudios.
Nunca nadie es capaz de admitir ser de provincia o vivir en un cerro o en un pueblo jóven puesto que nuestra putrefacta sociedad hace de estos lugares algo tabú, de ahí la forma tan despectiva de algunos nuevos limeños para referirse a la gente que si no fuera por los padres o abuelos de estos serían del mismo lugar.
Nuestra sociedad tiene tantas taras que finalmente cuando llegamos a ser profesionales otra vez vuelven las apariencias, puesto que la insufrible oferta educativa supera ampliamente la demanda real, entonces tenemos otra vez a aquellos chibolos, hoy adultos luchando día a día, ya sea por capacitarte y lograr un empleo ganando el mínimo en el que son explotados incesantemente por su patrón o por emprender descubriendo la dura realidad, teniendo un debate consigo mismo, replanteándose una y otra vez la misma pregunta.
¿Valió la pena ser tan aparente? ¿Valió la pena sacar un cartón que en la práctica no sirvió para nada? Lo que podemos sacar de esta sociedad, y finalmente de este texto escrito por su servidor es que si fuéramos una sociedad sin tantos complejos, hoy en día tendríamos gente trabajando en sus talentos reales y no se habría perjudicado a tantas personas durante la pandemia, las cuales han visto sus vidas truncadas por el simple hecho de seguir a las vacías promesas de las apariencias.
En casa , en el barrio o en el colegio mismo nos enseñan que aunque no tengamos nada, tenemos que hablar siempre de millones.
Esto no es más que pedanteria, la cual se repetirá siempre a lo largo de nuestra existencia en un país en el que tener "vara" es la norma, y todo el mundo lucha por salir adelante, aunque muchas veces la verdadera lucha se basa en presumir y aparentar, más que en luchar.
Lo segundo que aparentamos es tener educación, según todas las instituciones de educación superior su oferta educativa es la mejor, aparecen otra vez a aquellos "chibolos"
aparentes viendo donde meterse para tener un buen desempeño laboral, fingiendo tener dinero y ser de clase media o clase media alta, durante sus estudios.
Nunca nadie es capaz de admitir ser de provincia o vivir en un cerro o en un pueblo jóven puesto que nuestra putrefacta sociedad hace de estos lugares algo tabú, de ahí la forma tan despectiva de algunos nuevos limeños para referirse a la gente que si no fuera por los padres o abuelos de estos serían del mismo lugar.
Nuestra sociedad tiene tantas taras que finalmente cuando llegamos a ser profesionales otra vez vuelven las apariencias, puesto que la insufrible oferta educativa supera ampliamente la demanda real, entonces tenemos otra vez a aquellos chibolos, hoy adultos luchando día a día, ya sea por capacitarte y lograr un empleo ganando el mínimo en el que son explotados incesantemente por su patrón o por emprender descubriendo la dura realidad, teniendo un debate consigo mismo, replanteándose una y otra vez la misma pregunta.
¿Valió la pena ser tan aparente? ¿Valió la pena sacar un cartón que en la práctica no sirvió para nada? Lo que podemos sacar de esta sociedad, y finalmente de este texto escrito por su servidor es que si fuéramos una sociedad sin tantos complejos, hoy en día tendríamos gente trabajando en sus talentos reales y no se habría perjudicado a tantas personas durante la pandemia, las cuales han visto sus vidas truncadas por el simple hecho de seguir a las vacías promesas de las apariencias.