Es sabido que, cuando estás en la universidad, los amigos, agobiados a veces por la sobrecarga de estudio, te ofrecen algunas cosillas para hacer menos pesados los días de estudio, así en una conversa con mis compañeros surgió el Red Bull, popular en los 2000, para darte ese empujoncito de energía para zamparse las fotocopias de decenas de libros para leer antes del examen. Yo lo tomé, una, dos, muchas veces y nada, no hubo magia, más bien lamenté haber gastado 6 soles -entonces para mí un dineral- en ese fraude.
Lo mismo pasaría con la popular maría, maricucha, hierbahuena o como qieran llamarle. No sé si las pocas veces que lo probé me dieron gato por liebre, pero esa ya sería demasiada coincidencia. Ninguna sensación de bienestar mayor al que tenía en el día, menos ganas de reírme y celebrar las cojudeces de mis amigos. Desde luego, simulaba estar bajo sus efectos, solo para seguirles la corriente y se sientan entre iguales.
Ignoro la razón de esa inmunidad. La última vez, una chica de la univ., con la que tuve algo corto, la compró y me la trajo como si tuviera en sus manos la piedra filosofal, la consumimos y lo único que experimenté fueron dolores de cabeza y cierta melancolía que en nada se comparaba a lo que describían mis amigos y ella misma. Para no desilusionarla por su regalo, le dije que me sentía estupendo y nos fuimos al parque del campus a descansar, era muy temprano para otras cosas más atrevidas.
¿Has experimentado la misma reacción? ¿Qué experimentaste? Le pregunté alguna vez a un médico y no me dio razones de esto, más allá de una risita estúpida.
Lo mismo pasaría con la popular maría, maricucha, hierbahuena o como qieran llamarle. No sé si las pocas veces que lo probé me dieron gato por liebre, pero esa ya sería demasiada coincidencia. Ninguna sensación de bienestar mayor al que tenía en el día, menos ganas de reírme y celebrar las cojudeces de mis amigos. Desde luego, simulaba estar bajo sus efectos, solo para seguirles la corriente y se sientan entre iguales.
Ignoro la razón de esa inmunidad. La última vez, una chica de la univ., con la que tuve algo corto, la compró y me la trajo como si tuviera en sus manos la piedra filosofal, la consumimos y lo único que experimenté fueron dolores de cabeza y cierta melancolía que en nada se comparaba a lo que describían mis amigos y ella misma. Para no desilusionarla por su regalo, le dije que me sentía estupendo y nos fuimos al parque del campus a descansar, era muy temprano para otras cosas más atrevidas.
¿Has experimentado la misma reacción? ¿Qué experimentaste? Le pregunté alguna vez a un médico y no me dio razones de esto, más allá de una risita estúpida.