Un nuevo estudio del CDC detalla con cifras la relación entre las vacunas y la variante Delta.
El Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos ha publicado los resultados de un nuevo macroestudio que analiza la relación entre la variante Delta del Covid-19 y las vacunas. Los resultados no deberían de sorprender a nadie, pero a veces es bueno verlos en números.
La variante Delta, mucho más contagiosa, ha hecho que muchas personas se pregunten si las vacunas realmente son tan efectivas. Es cierto que la nueva variante, que ahora mismo es la dominante en muchos países, ha reducido la inmunidad de los vacunados a la hora de contagiarse, pero la cosa cambia mucho cuando se examina el patrón de la enfermedad en personas vacunadas, que cuentan con una ventaja aplastante a la hora de lidiar con los síntomas frente a las que no han recibido vacuna alguna.
Según el estudio, las personas vacunadas disfrutan de cinco veces menos posibilidades de infectarse cuando se exponen al virus. Asimismo, es 10 veces menos probable que sus síntomas requieran hospitalización si finalmente se contagian. Para terminar, tienen 11 veces menos probabilidades de morir a causa de la enfermedad.
El estudio analiza los datos de 600.000 adultos a lo largo de 13 estados. Los casos se estudiaron a lo largo de dos períodos, uno del 4 de abril al 19 de junio, antes de la llegada de la variante Delta, y el otro del 20 de junio al 17 de julio, tras la llegada de la nueva variante. Esa comparación ha podido servir, por ejemplo, que la llegada de Delta ha reducido las posibilidades de las personas vacunadas de contraer Covid. Antes de Delta era 11 veces menos probable que contrajeran la enfermedad en comparación con personas no vacunadas. Con la llegada de la variante Delta ahora solo tienen 4,5 veces menos posibilidades.
En términos generales, la protección que ofrecen las vacunas frente a la variante Delta cayó del 91 al 78%. La protección frente a hospitalización y frente a muerte, sin embargo, solo ha bajado del 92 al 90% y del 94 al 91% respectivamente. Aún con esos datos en la mano, la reducción en los síntomas y mortalidad de las personas vacunadas es tan notoria que la decisión debería ser simple: es mejor vacunarse. A menos por supuesto que seamos de esos que creen que ni el CDC ni la OMS son autoridades competentes y es mejor confiar en la palabra de un individuo en YouTube o en los datos procedentes de una cadena de WhatsApp compartida por tu tía abuela, porque todo el mundo sabe que YouTube y WhatsApp, por su no afiliación con ninguna multinacional, son el último bastión de independencia informativa que nos queda. Todo lo demás está vendido a las farmaceuticas, a los illuminati o a los líderes reptilianos.
Parece que en la Casa Blanca están un poco hartos de discursos como el anterior, porque el presidente Biden ha emitido un mandato que obliga a las empresas de más de 100 trabajadores a vacunar a sus empleados. Si un empleado concreto no quiere vacunarse, deberá pasar un test de Covid-19 semanalmente. Aproximadamente 80 millones de estadounidenses que son vacunables aún no lo han hecho pese a que hay vacunas disponibles. Mientras tanto, los casos de Covid-19 en el país han aumentado hasta los casi 150.000 diarios, con 100.000 hospitalizaciones y cerca de 1.500 muertes.
El Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos ha publicado los resultados de un nuevo macroestudio que analiza la relación entre la variante Delta del Covid-19 y las vacunas. Los resultados no deberían de sorprender a nadie, pero a veces es bueno verlos en números.
La variante Delta, mucho más contagiosa, ha hecho que muchas personas se pregunten si las vacunas realmente son tan efectivas. Es cierto que la nueva variante, que ahora mismo es la dominante en muchos países, ha reducido la inmunidad de los vacunados a la hora de contagiarse, pero la cosa cambia mucho cuando se examina el patrón de la enfermedad en personas vacunadas, que cuentan con una ventaja aplastante a la hora de lidiar con los síntomas frente a las que no han recibido vacuna alguna.
Según el estudio, las personas vacunadas disfrutan de cinco veces menos posibilidades de infectarse cuando se exponen al virus. Asimismo, es 10 veces menos probable que sus síntomas requieran hospitalización si finalmente se contagian. Para terminar, tienen 11 veces menos probabilidades de morir a causa de la enfermedad.
El estudio analiza los datos de 600.000 adultos a lo largo de 13 estados. Los casos se estudiaron a lo largo de dos períodos, uno del 4 de abril al 19 de junio, antes de la llegada de la variante Delta, y el otro del 20 de junio al 17 de julio, tras la llegada de la nueva variante. Esa comparación ha podido servir, por ejemplo, que la llegada de Delta ha reducido las posibilidades de las personas vacunadas de contraer Covid. Antes de Delta era 11 veces menos probable que contrajeran la enfermedad en comparación con personas no vacunadas. Con la llegada de la variante Delta ahora solo tienen 4,5 veces menos posibilidades.
En términos generales, la protección que ofrecen las vacunas frente a la variante Delta cayó del 91 al 78%. La protección frente a hospitalización y frente a muerte, sin embargo, solo ha bajado del 92 al 90% y del 94 al 91% respectivamente. Aún con esos datos en la mano, la reducción en los síntomas y mortalidad de las personas vacunadas es tan notoria que la decisión debería ser simple: es mejor vacunarse. A menos por supuesto que seamos de esos que creen que ni el CDC ni la OMS son autoridades competentes y es mejor confiar en la palabra de un individuo en YouTube o en los datos procedentes de una cadena de WhatsApp compartida por tu tía abuela, porque todo el mundo sabe que YouTube y WhatsApp, por su no afiliación con ninguna multinacional, son el último bastión de independencia informativa que nos queda. Todo lo demás está vendido a las farmaceuticas, a los illuminati o a los líderes reptilianos.
Parece que en la Casa Blanca están un poco hartos de discursos como el anterior, porque el presidente Biden ha emitido un mandato que obliga a las empresas de más de 100 trabajadores a vacunar a sus empleados. Si un empleado concreto no quiere vacunarse, deberá pasar un test de Covid-19 semanalmente. Aproximadamente 80 millones de estadounidenses que son vacunables aún no lo han hecho pese a que hay vacunas disponibles. Mientras tanto, los casos de Covid-19 en el país han aumentado hasta los casi 150.000 diarios, con 100.000 hospitalizaciones y cerca de 1.500 muertes.
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