Este post podría extenerse mucho, se recomienda leerlo por partes.
Todavía recuerdo, allá por el 97, a un compañero de clase llevando sus CD de salsa al salón, y los presumía como otros lo hacían con sus Reebok coreanas; uno de los más odiosos en el aula. En mi caso, más que por su vanidad, porque en su boca estaba presente siempre el despectivo " estos rockeritos de mierda". Ya para entonces la salsa había dejado su público cautivo de Lima antigua o Callao y se extendía hacia los barrios nuevos y populosos y, claro, también a los estratos emergentes.
No sé qué salsero murió por esas épocas, no sé si fue Frankie Ruiz o el cantante principal del grupo Niche -Lavoe murió en el 93-, pero unos amigos y yo, nos burlamos por una semana de esta tragedia que conmovía a la escena salsera; así de estúpidos éramos a los 15 años.
En general, en América Latina y más en países del norte/centro de Sudamérica (Perú, Ecuador y sí, también Colombia, donde no todo es Caribe y costa tropical) existían estas disputas disforzadas sobre qué género era el mejor. No había internet masivo entonces, por lo que las discusiones altisonantes se daban a viva voz y con pocas evidencias en mano, incluso entre amigos: " Que la salsa era música comercial hecha solo para que la gente baile y no piense, salvo en el caso de Blades", "que el rock era un ruido aburrido e insoportable para alienados que ni siquiera habían aprendido inglés y que vestían como afeminados, etc. Ambos géneros gozaban de una fama radial bastante mayor a la de hoy y, por cierto, desde allí se extendía la polarización en el dial: no salsa/ sí salsa,/ salsa para conocedores/ lo mejor del rock de todos los tiempos/ el rock que nunca será comercial, etc. La programación, sin embargo, salvo los casos de Doble Nueve en el rock y de Radiomar, en la salsa, cambió alrededor de los 2000. Desde allí la promiscuidad musical de las emisoras te lleva a preguntarte hasta ahora "¿estos no eran los que abogaban por un género y otro?"-
Unos años más tarde, conocí a una mujer, que después sería mi pareja y luego mi ex, con ella, nacida en El Callao, conocí la salsa más allá de lo que escuchaba en los buses y más allá de la folclórica costumbre de los locutores de radio de gritar en medio de la canción y de los estereotipos de colegio. Nunca la llegué a bailar, porque no es algo que me guste; pero descubrí que en ese género caribeño había más que ofrecer que lo bailable: formidables ejecuciones de vientos, percusiones desenfrenadas, improvisaciones que rayaban en la santería en los coros y, en algunos casos, solos de piano, trompeta, trombón y percusión; no todo el género, también hay salsas intragables. Eran, a su manera, estructuras musicales que te podían llevar a un trance parecido al de un tema de Peter Gabriel.
A veinte años de eso, si bien rock y salsa existen, creo que los mejores años de ambos se fueron, a costa del boom pop. Es por esta razón, o simplemente porque aparecieron Youtube y otras plataformas y nos dimos cuenta de que en la otra orilla musical había buena música buena y mala como en este y que el problema no estaba en el tintineo marginal de la clave, ni en las guitarras furiosas que malhumoraban multitudes, sino en los prejuicios reforzados por los intereses comerciales de las disqueras de la época.
Hoy escucho salsa, balada, cumbia, huayno, vals, rap y, desde luego, rock.
¿Estabas al tanto de esta polarización musical de los 80/90?
Todavía recuerdo, allá por el 97, a un compañero de clase llevando sus CD de salsa al salón, y los presumía como otros lo hacían con sus Reebok coreanas; uno de los más odiosos en el aula. En mi caso, más que por su vanidad, porque en su boca estaba presente siempre el despectivo " estos rockeritos de mierda". Ya para entonces la salsa había dejado su público cautivo de Lima antigua o Callao y se extendía hacia los barrios nuevos y populosos y, claro, también a los estratos emergentes.
No sé qué salsero murió por esas épocas, no sé si fue Frankie Ruiz o el cantante principal del grupo Niche -Lavoe murió en el 93-, pero unos amigos y yo, nos burlamos por una semana de esta tragedia que conmovía a la escena salsera; así de estúpidos éramos a los 15 años.
En general, en América Latina y más en países del norte/centro de Sudamérica (Perú, Ecuador y sí, también Colombia, donde no todo es Caribe y costa tropical) existían estas disputas disforzadas sobre qué género era el mejor. No había internet masivo entonces, por lo que las discusiones altisonantes se daban a viva voz y con pocas evidencias en mano, incluso entre amigos: " Que la salsa era música comercial hecha solo para que la gente baile y no piense, salvo en el caso de Blades", "que el rock era un ruido aburrido e insoportable para alienados que ni siquiera habían aprendido inglés y que vestían como afeminados, etc. Ambos géneros gozaban de una fama radial bastante mayor a la de hoy y, por cierto, desde allí se extendía la polarización en el dial: no salsa/ sí salsa,/ salsa para conocedores/ lo mejor del rock de todos los tiempos/ el rock que nunca será comercial, etc. La programación, sin embargo, salvo los casos de Doble Nueve en el rock y de Radiomar, en la salsa, cambió alrededor de los 2000. Desde allí la promiscuidad musical de las emisoras te lleva a preguntarte hasta ahora "¿estos no eran los que abogaban por un género y otro?"-
Unos años más tarde, conocí a una mujer, que después sería mi pareja y luego mi ex, con ella, nacida en El Callao, conocí la salsa más allá de lo que escuchaba en los buses y más allá de la folclórica costumbre de los locutores de radio de gritar en medio de la canción y de los estereotipos de colegio. Nunca la llegué a bailar, porque no es algo que me guste; pero descubrí que en ese género caribeño había más que ofrecer que lo bailable: formidables ejecuciones de vientos, percusiones desenfrenadas, improvisaciones que rayaban en la santería en los coros y, en algunos casos, solos de piano, trompeta, trombón y percusión; no todo el género, también hay salsas intragables. Eran, a su manera, estructuras musicales que te podían llevar a un trance parecido al de un tema de Peter Gabriel.
A veinte años de eso, si bien rock y salsa existen, creo que los mejores años de ambos se fueron, a costa del boom pop. Es por esta razón, o simplemente porque aparecieron Youtube y otras plataformas y nos dimos cuenta de que en la otra orilla musical había buena música buena y mala como en este y que el problema no estaba en el tintineo marginal de la clave, ni en las guitarras furiosas que malhumoraban multitudes, sino en los prejuicios reforzados por los intereses comerciales de las disqueras de la época.
Hoy escucho salsa, balada, cumbia, huayno, vals, rap y, desde luego, rock.
¿Estabas al tanto de esta polarización musical de los 80/90?
Última edición: