“Esa fórmula de equiparar hacia abajo, como Cuba o Venezuela. Llegué a pensar en un momento que los peruanos habían superado esa forma de pensar tan funesta, pero lamentablemente sigue intacta”.
-Esta absurda oposición de varias rojitas locales (Rocío SS, la “Miami girl” Sigrid, Mirtha Vásquez, la Mendoza, Angélica Uyén) a que laboratorios privados importen y vendan la vacuna contra esta plaga es típica de esas mentalidades tan latinas del envidioso perdedor y del atormentado por ese concepto católico de sentirse culpable por estar mejor que los demás (originado por ese discurso religioso anticapitalista –que los protestantes no tienen y por eso viven en países mucho más acaudalados, como constató Max Weber– del rico que no va a entrar nunca al cielo por el camello y el ojo de la aguja, etc.).
Todo esto me recuerda a la siguiente fábula rusa, que es perfectamente adaptable al Perú: cuentan que Iván (o Quispe) caminaba con su oveja (o una llama) por la estepa (o la puna) cuando encontró a un duende (o ekeko) atado a un árbol. El duende le gritó que le cumpliría un deseo si le liberaba. Iván le desata y el duende entonces le inquiere qué cosa quiere. “Verás”, le responde Iván, “yo solo tengo una oveja y mi vecino Fedor (o Huamán) tiene dos…”. “Entiendo”, le corta el gnomo, “tú quieres poseer muchas más ovejas que Iván. ¡Listo, vas a tener mil ahora mismo!”. “¡No, no!”, le interrumpe Iván, contrariado. “¡Lo que quiero es que le mates una oveja a Fedor para que ambos solo tengamos una oveja!”.
Esa fábula sintetiza esa mentalidad tan cagona que está detrás siempre del izquierdismo, de penalizar al que está mejor para que esté igual de mal que el resto. Esa fórmula de equiparar hacia abajo, como Cuba o Venezuela. Llegué a pensar en un momento que los peruanos habían superado esa forma de pensar tan funesta, pero lamentablemente sigue intacta.
-La compra de esta cara y poco reputada vacuna china deja la impresión de que Sagasti ha adquirido lo que ha podido encontrar –de lo que sobraba ahora en el mercado– para salir como sea de las críticas.
-Esta absurda oposición de varias rojitas locales (Rocío SS, la “Miami girl” Sigrid, Mirtha Vásquez, la Mendoza, Angélica Uyén) a que laboratorios privados importen y vendan la vacuna contra esta plaga es típica de esas mentalidades tan latinas del envidioso perdedor y del atormentado por ese concepto católico de sentirse culpable por estar mejor que los demás (originado por ese discurso religioso anticapitalista –que los protestantes no tienen y por eso viven en países mucho más acaudalados, como constató Max Weber– del rico que no va a entrar nunca al cielo por el camello y el ojo de la aguja, etc.).
Todo esto me recuerda a la siguiente fábula rusa, que es perfectamente adaptable al Perú: cuentan que Iván (o Quispe) caminaba con su oveja (o una llama) por la estepa (o la puna) cuando encontró a un duende (o ekeko) atado a un árbol. El duende le gritó que le cumpliría un deseo si le liberaba. Iván le desata y el duende entonces le inquiere qué cosa quiere. “Verás”, le responde Iván, “yo solo tengo una oveja y mi vecino Fedor (o Huamán) tiene dos…”. “Entiendo”, le corta el gnomo, “tú quieres poseer muchas más ovejas que Iván. ¡Listo, vas a tener mil ahora mismo!”. “¡No, no!”, le interrumpe Iván, contrariado. “¡Lo que quiero es que le mates una oveja a Fedor para que ambos solo tengamos una oveja!”.
Esa fábula sintetiza esa mentalidad tan cagona que está detrás siempre del izquierdismo, de penalizar al que está mejor para que esté igual de mal que el resto. Esa fórmula de equiparar hacia abajo, como Cuba o Venezuela. Llegué a pensar en un momento que los peruanos habían superado esa forma de pensar tan funesta, pero lamentablemente sigue intacta.
-La compra de esta cara y poco reputada vacuna china deja la impresión de que Sagasti ha adquirido lo que ha podido encontrar –de lo que sobraba ahora en el mercado– para salir como sea de las críticas.
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